SALVANDO LA CIUDAD
Hace mucho tiempo, en la ciudad de la comida, una ciudad enana escondida en el tronco de un árbol, vivía una gran familia de fresas a la que le encantaba comer plátanos, pero un día…
- ¡ Esto no puede estar pasando ! - dijo el señor Fresón - ¡ Se han acabado los plátanos !
- Es cierto - comentó la señora Fresa - todas las familias están hablando de ello. Se cree que hay un ` ladrón de plátanos ´ en la ciudad. Muchos vecinos han ido a quejarse a la comisaría.
Dicen que se ofrece una gran recompensa a la familia que lo encuentre.
- Tengo una idea - dijo Fresón - podríamos intentar encontrar a ese ladrón. No nos vendría nada mal el dinero. Podríamos utilizarlo para comprar plátanos.
- Vale, pero ¿ y Fresi ?. Es muy pequeña y no podrá venir con nosotros.
- Se quedará aquí - dijo Fresón.
Y así comenzaron su larga búsqueda.
Sin que nadie la viese, Fresi se metió en la mochila de sus padres y los acompañó en su búsqueda.
Una noche, cuando acamparon en un cálido prado, oyeron un ruido extraño:
- CRRR CRRR CRRR CRRR CRRR CRRR CRRR
- ¿ Qué es eso ? - dijeron todos a coro. - Vayamos a ver qué es.
Para su sorpresa, allí, en un prado, había un ladrón que llevaba una gran bolsa llena de plátanos.
- ¡ Es él ! - dijo Fresón susurrando. - Vayamos a por él. -
Y así atraparon al ladrón, lo entregaron en la comisaría rápidamente.
- Muchas gracias - dijo el Sheriff - llevamos años buscándolo y ninguno de mis hombres lo ha encontrado. -
Y le entregó a Fresón una gran bolsa llena de monedas.
- Gracias - dijo.
Cuando llegaron a casa, castigaron a Fresi por haber ido con ellos.
A la mañana siguiente, todos fueron juntos al mercado a comprar plátanos, muchos plátanos, que repartieron por el pueblo.
- ¡ Hurra por la familia Fresa ! - dijeron todos los habitantes del pueblo.
Y así la familia Fresa salvó la ciudad de la comida y vivieron felices y comieron plátanos.
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