Para la gente a la que les gustan los planetas, el universo, los astros... para ellos, precisamente para ellos, dejo aquí un cuento:
QUEREMOS OTRA CASA
Hace muchos años, en el universo, los habitantes de todos los planetas se peleaban porque querían mudarse a la Tierra, un planeta en el cual no habitaba nadie. Todos los habitantes fueron a los ayuntamientos de sus planetas a protestar por ese tema. Sus alcaldes se reunieron en el lugar acordado, y se pusieron de acuerdo en que no era una buena idea, porque, ¿ cómo iban a trasladarse ?. No había ningún medio de transporte que no fuese la carretilla.
- No se puede viajar en carretilla, en el espacio no hay suelo - dijo el alcalde de Urano.
- Es cierto - dijeron todos los alcaldes a coro. - Habrá que encontrar otro medio de transporte. -
Durante la semana, se hizo oficial en todos los planetas que se necesitaba un inventor de medios de transporte urgentemente y que se presentase en la próxima reunión.
Los alcaldes se reunieron en el sitio acordado ( otra vez ) y se presentó un hombre muy arreglado.
- Buenas tardes, señores. Soy un inventor de transportes - dijo, y se apretó la corbata. - Vengo a comunicarles que estoy trabajando en un novedoso producto.
- ¿ Y cómo se llama ?
- No estoy seguro de su nombre, pero había pensado en llamarlo `` nave espacial ´´.
- ¿ Y qué es eso ? - preguntó el alcalde de Neptuno.
- Oh, queridos amigos… esa es una gran pregunta. La `` nave espacial ´´ es un medio de transporte que flota en el espacio y se mueve gracias a sus grandes propulsores.
- Y… ¿ tiene usted una empresa ?
- ¡ Por supuesto ! Mi empresa es planetaria mente conocida.
- Bueno, pues… en ese caso… ¡ contratado ! - le comunicó el alcalde de Marte.
- Muchas gracias, señores. En unos… meses, estará construida.
- Perfecto. Ya sabe que cuanto antes mejor. Adiós y muy buenas tardes. -
El inventor se dirigió a su taller y reunió a su equipo.
- ¡ Buenas noticias ! - dijo - ¡ Nos han contratado ! Debemos comenzar el proyecto cuanto antes. No me han comunicado qué recompensa ofrecen, pero estoy seguro de que será buena y dará para repartir entre todos nosotros. -
Y así, su equipo se puso manos a la obra, siempre con la ayuda del bondadoso inventor. De repente…
- ¡ Bing, bang, bung ! - un estruendo atronador recorrió el taller.
Eran… ¡ unos hombres que querían robar la primera `` nave espacial ´´ !
Se la llevaron sin decir nada.
- ¿ Qué vamos a hacer ? - exclamaron todos.
Idearon un plan y fueron a la casa de los ladrones.
El inventor fue a enseñarles su trabajo a los alcaldes.
- Aquí lo tienen: ¡ la primera nave espacial ! Con capacidad para trescientas veinte mil personas, exactamente todas las personas del universo.
- ¡ Perfecto ! - exclamaron todos - aquí está tu recompensa. - dijeron, y le entregaron un enorme saco lleno de monedas.
- Gracias - dijo amablemente.
Cuando llegó a su taller, repartió las monedas entre toda su empresa.
- ¡ Viva ! - exclamaron todos a coro.
Unos días después, todo el mundo estaba en la Tierra.