PLANTAS DE EMOCIONES
La señora Martina era una mujer muy rara. Comía cosas raras, como bocadillos de tristeza o pan de alegría.
Como era muy mayor, no podía hacerse ella misma la comida. Solía ir a bares, pero jamás encontraba lo que buscaba.
Con su paranoaguas recorría el mundo en busca de diversión.
Y su comida preferida era el revueltodeguijarroscalientes,
Un día, la señora Martina entró al bar de la urbanización de su pueblo y dijo:
- Póngame una tostada de caramelos, buen hombre. - y cerró su carteraparabilletesdeplástico.
- Pero, ¿me está tomando el pelo, señora?
- No, yo lo único que quiero es almorzar una tostada de caramelos.
- Pero, es que eso no existe. Le puedo vender una tostada y caramelos, pero no una tostada de caramelos.
- Pues entonces, no merece usted el mérito de que este establecimiento se llame bar-cafetería.
- Oiga, a mí no me levante el tono de esa manera.
- No se lo levantaré nunca más porque a este bar yo no voy a volver jamás.
Y de ese modo, la señora Martina tuvo que hacer algo para entretenerse.
Lo que hizo fue plantar emociones. Emociones en macetas, si.
Como alegría, soledad o diversión. Y las repartió alrededor de todo el mundo, haciendo felices a todos los niños que habían perdido la esperanza.
La señora Martina murió al día siguiente, y la enterraron con una maceta en la que había…
EMOCIONES
Ese día todos guardaron un trocito de la bondad de Martina en su interior, llevándolo con ellos a todos los lugares que fuesen.
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